En muchas ocasiones hemos hablado sobre la importancia de los datos en la actualidad, que son, nada más y nada menos, que el nuevo petróleo del siglo XXI y en esta, que algunos ya catalogan, como la cuarta revolución industrial, tecnológica, de la computación cuántica, inteligencia artificial, big data, etc. Los datos como tal, constituyen un activo intangible crucial para cualquier empresa, sea del sector que fuere sin distinción alguna, pues permiten al empresario realizar un barrido del mercado y conocer la situación del sector, saber cuáles son las demandas presentes, prever las futuras y abarcar un mercado potencial para expandir el negocio. Sin embargo, la realidad en Europa resulta un tanto cruda, pues los cerca de 510 millones de habitantes de la Unión Europea (el continente europeo abarca los 744 millones en el año 2017), generan una cantidad ingente de datos que, por curioso que parezca, solo son controlados apenas el 5% por empresas europeas, mientras que más del 90% están en manos de empresas americanas.
La monetización de los datos
Lo cierto es que la UE ocupa el tercer cajón de los mercados mundiales más potentes, por detrás de la India y China, este último posee en 2019 el mayor PIB a nivel global. Ahora bien, en el mercado de los datos, son los norteamericanos quienes acaparan el grueso del mercado y China quien dispone del capital para sacar provecho. Sin ir más lejos, el tripartito formado por Google, Amazon y Facebook, disponen de casi la totalidad (sin contar WhatsApp o Twitter), ya sean datos bancarios, localización, gustos, preferencias, hábitos y un infinito etcétera.
En cuanto a la Unión Europea, ya hemos visto que ni siquiera se alcanza el 5% del total de los datos y es que no hay ninguna empresa de nacionalidad europea, que pueda hacer frente a los gigantes en este campo, como Microsoft, Apple o el mismo Google, que ofrecen servicios e infraestructura adecuada para almacenar datos.
La meta europea
Para hacer frente a las subcontratas que las empresas europeas realizan con los gigantes tecnológicos, Alemania, Francia y Bélgica quieren estar en primera línea en esta batalla. Con el respaldo de la Comisión Europea, a partir de 2020 se destinarán 20.000 millones de euros al desarrollo de la inteligencia artificial, computación cuántica y otras cuestiones de la informática actual, para satisfacer las necesidades de las empresas europeas y frenar así el dominio de los norteamericanos y chinos.
Sumarse a la revolución tecnológica
Afirman los líderes políticos que, más que frenar el dominio de estos dos gigantes, es sumarse a la revolución tecnológica, pues Europa está a la cola y las estadísticas juegan en nuestra contra. En 2017 las empresas dedicadas al sector de los datos, generaron en suelo europeo la friolera de 60.000 millones de euros; sin embargo, se estima que en 2020 la cifra superará con creces los 700.000 millones, lo que es el equivalente al 4% del PIB en espacio de la Unión Europea. En tan solo 3 años, hablamos de un aumento de más del 1000% , generando en torno a 9 o 10 millones de puestos de trabajo.
Otro de los datos relevantes en este sentido es que, en la actualidad, entre las más de 20 empresas más fuertes del sector informático o tecnológico, capitalizan por valor de 5,5 billones de euros, y preocupa todavía más, porque algunas ni siquiera tienen por objeto principal el tratamiento de datos como tal, aunque disponen de medios, infraestructura, capital y personal suficiente, como para crecer en este campo.
En cualquier caso, todos estos avances son bien recibidos. La inteligencia artificial o la computación cuántica pueden ofrecer multitud de beneficios en el campo de la medicina preventiva, pero la ONU también advierte, que la revolución tecnológica provoca la pérdida del empleo general, y la sociedad no está preparada para asumir tan importantes cambios a una velocidad tan alta.