La cuestión de si las redes sociales son un problema para los jóvenes, y no tan jóvenes, coge cada día más peso. No es un asunto de ayer, el auge de las redes como Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, WhatsApp y otras muchas, se produjo hace ya unos años. Pero el problema es que el uso que se da a éstas en la actualidad supera la lógica, llegando a ser un problema de adicción, dependencia, necesidad y, sobre todo, un problema de privacidad.
Antes de entrar de lleno al fondo de la cuestión, nos gustaría hacer un pequeño inciso sobre el uso de las redes sociales.
Desde la generación Z, milenial, adultos, personas de avanzada edad…hoy todo el mundo está conectado, aunque sea solo a WhatsApp, que no deja de ser una red social. Queremos exponer un caso reciente y ejemplificado sobre el mal uso de las redes, no solo por los jóvenes, personas adultas, sino también por los propios expertos en determinadas áreas profesionales que analizan el problema y gravedad de las violaciones a la privacidad propia y de otros que la gente realiza en Internet.
Sin ninguna duda la cuestión de la privacidad en las redes sociales o en Internet es alarmante y deben tomarse medidas para hacer frente al flujo de información personal que circula. Muchos expertos critican la mala praxis de los usuarios y el desconocimiento de lo que se puede o no, de lo que se debe o no publicar en la red, sobre todo las gente más joven con edades comprendidas entre 13 y 24 años. Si, 13 años e incluso con menos edad. Ahora bien, aparece un problema mayor a todo esto y es en pretender enseñar a estos jóvenes a utilizar las redes sociales, cuando son ellos quienes las han inventado y quienes enseñan a los demás a utilizarlas, a navegar por Internet, publicar fotos, comentarios, etc.
Ejemplo reciente sacado de un programa televisivo: en un reciente programa de investigación, se formó una mesa redonda en la que participaron varios expertos en determinadas áreas para debatir y sacar conclusiones en claro sobre el verdadero problema, o no, que generan las redes sociales a la juventud. Uno de los integrantes era una conocida y famosa Youtuber que en algunos momentos del programa dejó a los expertos bastante mosqueados, y no por lo que decía, sino porque ellos no tenían nada que decir al respecto. En cualquier caso, lo curioso era ver como algunos de ellos criticaban el uso que los jóvenes hacían de las redes sociales, sin prestar atención a su privacidad, su vida privada, situaciones personales que sería mejor no compartir. La forma en que criticaban y después comentaban que a ellos su hijo o hija ‘’me ha enseñado a usar esto porque no tenía ni idea’’. Y es que estos expertos que criticaban el mal uso por parte de jóvenes de las redes sociales mientras ellos mismos mostraban su día a día, sus sesiones de gimnasio, las cenas con sus familiares y otras facetas de su vida privada y personal en las redes mientras debatían sobre el mal uso de las redes por los menores.
La crítica hacia muchas personas por la adicción que tienen de ‘’estar conectados’’ a todas horas es real, pero no son solo ellos, está comenzando a llegar a todo el mundo y es necesario establecer límites. No podemos permitir vivir experiencias a través de una pantalla. Ver el atardecer a través del móvil porque lo estamos grabando; ir a un sitio bonito solo para hacernos una foto y publicarla. Compartir es bueno, desde luego, y las redes sociales sirven para muchas cosas, incluso para aprender. Sobre todo no debemos olvidarnos de vivir primero y compartir después.