Hemos llegado al 25 de mayo de 2018. Parecía que era la meta, cuando sólo es un hito relevante en un programa de protección de datos, que en las empresas, debe ir evolucionando. Se inicia una etapa nueva, donde se identificarán y corregirán los errores y se iniciará un proceso de mejora continua, sobre todo en ese activo tan importante hoy día que manejamos todos, que es el “dato”, y el tratamiento del mismo, principio fundamental por el que se ha establecido el Reglamento Europeo.
Los profesionales de la privacidad nos hemos enfrentado a un reto importante, ayudando a las organizaciones a las que prestamos nuestros servicios profesionales, a llegar lo mejor posible, no sólo al 25 de mayo de 2018, sino al día después. Ese día después donde nos esperan coletazos de trabajo desenfrenado que hemos ido llevando a cabo y los nuevos retos que nos reserva la digitalización, la robótica, el big data y la inteligencia artificial y, esperamos también, un mejor conocimiento del valor de los datos que manejamos en nuestras entidades, no sólo en el sentido económico, sino como garantes de la dignidad y libertad de las personas.
Pediros disculpas si en algún momento no hemos llegado a tiempo a vuestras necesidades específicas, nuestra intención ha sido siempre cumplir al máximo con nuestros compromisos y que todos nuestros clientes cumplan con la directrices de este Reglamento.
Por esto os invitamos a proclamar, a voces llenas
La LOPD ha muerto. ¡Viva el RGPD!