Protección de Datos e Inteligencia Artificial
Desde que entrara en vigor el Reglamento Europeo de Protección de Datos 2016/679, de 27 de abril, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de sus datos y la libre circulación de éstos (en adelante, RGPD), ha transcurrido un lapso de tiempo que no ha hecho más que generar dudas sobre su efectividad en cuanto a su objetivo: proteger la privacidad de las personas. Y es que la tecnología o innovación disruptiva, el Big Data y la Inteligencia Artificial están comenzando a dejar el RGPD algo obsoleto. Todos estos avances que son cada día más rápidos e impredecibles, generan nuevas brechas en la protección de los datos de las personas, no garantizando la privacidad de las mismas, de forma efectiva.
La recogida masiva de datos
Tanto el Big Data como la Inteligencia Artificial (en adelante, IA), son las principales culpables que han generado nuevas cuestiones no controladas por la normativa vigente en materia de protección de datos. En el caso de la IA, una tecnología que es capaz de aprender de forma autónoma y el Big Data con sus análisis masivos de datos, traen consigo la entrada de la ética, puesto que no hay normas que establezcan las pautas para estos tratamientos concretos.
La ética frente a la tecnología
Recordemos que el RGPD se aprobó en 2016. Los más listos ya comenzaron a implementar procedimientos tecnológicos basados en las brechas de la citada norma. Otro de los grandes problemas es que el avance tecnológico es tan rápido que poco importaría si se aprueba un nuevo Reglamento o Ley Orgánica en 2019 cuyo objeto fuera la regulación del tratamiento de datos personales, ante las nuevas tecnologías. Estas normas igualmente quedarían obsoletas en cuestión de meses y los legisladores no podrían hacer absolutamente nada. La Inteligencia Artificial junto al Big Data, son capaces de analizar mucha más información sobre los usuarios de la que aceptamos en un primer momento, y esto es real, micrófonos abiertos de diversos dispositivos, vídeo vigilancia masiva, lectura de e-mails y un larguísimo etcétera que no pararía.
El papel de los legisladores
Los encargados de establecer las leyes, ya sea en nuestro país, a nivel europeo o normas internacionales, poco pueden hacer frente a esta situación. Pocas soluciones salvo Códigos Éticos y de Conducta para frenar la IA ,en su avance respecto al análisis de usuarios, en lo que respecta al tratamiento de sus datos. El papel del Compliance y normas éticas a nivel interno en las empresas, son las únicas que pueden garantizar un uso adecuado. Quizás legislar estos aspectos en lugar de centrarnos directamente en los datos, podría arrojar algo de luz. Estableciendo mecanismos de control, auditores externos u otras figuras incluso estatales que permitan controlar de forma eficaz que es lo que se hace, como y para qué se realizan, determinados tratamientos de datos personales, por parte de tecnologías, con Inteligencia Artificial o análisis masivos a través de Big Data.
Servicios gratuitos
El análisis masivo de datos surge por la gratuidad de los servicios a los que accedemos. Las principales Redes Sociales y otras aplicaciones que aparentemente son gratuitas, recogen nuestros datos de una forma apabullante. Y es que habría que ver si las personas serían capaces de cambiar esta gratuidad ,para proteger sus datos, ejemplo claro la cuenta de Bankia On,, cuenta digital sin comisiones, que hemos visto muy anunciada en la prensa .
Pero no todo es malo, estos análisis muchas veces ofrecen ventajas a la hora de hablar de medicina preventiva, coches autónomos, eficiencia energética, etc., las ventajas para los usuarios son muchas. Otro caso distinto es que estos datos se usen con fines lucrativos, sin ofrecer nada a cambio, como la publicidad directa, análisis de perfiles para posibles votantes en las elecciones de los países y similares.