El protagonista de los hechos es un conocido tiktoker vecino del municipio de Pilas en Sevilla. El tiktoker exhibía sin ningún pudor en vídeos publicados en su cuenta oficial (los cuales llegaban a las 600.000 visualizaciones) grandes cantidades de dinero y numerosas piezas de oro. Precisamente fue esta descarada ostentación la que llamó la atención de la guardia civil de Sevilla, que no tardó en abrir la pertinente investigación sacando a la luz las actividades delictivas cometidas. Como resultado de la investigación, este individuo se encuentra en libertad con cargos por la implicación en un presunto delito de blanqueo de capitales en el que también se encuentran involucrados su mujer, su hermano y su madre. Todos ellos forman parte del llamado clan de los Escamilla, cuyo centro de sus actividades era una tienda de comestibles mediante la cual reintegraban el dinero en el mercado con apariencia de legalidad.
El cabecilla de la organización delictiva cuya cuenta de TikTok se encuentra actualmente cerrada, alardeaba con tono de superioridad de joyas y grandes cantidades de dinero en efectivo, explicando que eran resultado de los ingresos que generaba su negocio de comestibles y por tanto producto de su trabajo. Justamente fueron las numerosas apariciones en la red social en las que se jactaba de sus lujosos bienes, las que sirvieron como base para la imputación de un presunto delito de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico. La investigación por su parte desveló por una parte los antecedentes por tráfico de drogas de los arrestados y, por otro lado, que no era posible que el pequeño negocio familiar explicase el extenso catálogo de bienes valiosos que poseían.
El blanqueo de capitales, cada vez más vigilado y trazable
Dado que el proceso por el cual el dinero que se vierte al sistema financiero legal proviene de actividades ilegales de tipo criminal graves como es el tráfico de drogas, la conceptualización que se usa es la de lavado de dinero. Este caso de blanqueo de capitales se llevó a cabo por medio de la clásica opción para el lavado de dinero ilícito, el ladrillo. Esto significa que la organización delictiva compraba propiedades en el sector inmobiliario de escaso valor económico para reformarlas por completo y de este modo revalorizarlas. La organización delictiva también se valía de diversos métodos más sofisticados para reintegrar los beneficios del tráfico de drogas en el sistema financiero legal. Además, los integrantes del clan hacían uso de varias cuentas bancarias para hacer circular el dinero a través de la transmisión y recepción mutua de fondos, diversificando y ocultando las diferentes operaciones como transferencias bancarias, con el objetivo de dificultar la averiguación del origen delictivo del dinero. A su vez, hacían retiradas de fondos de forma continuada por grandes cuantías para afrontar sus altos gastos.
La guardia civil confirmó que el clan de Los Escamilla, en función de difuminar la verdadera titularidad de sus bienes inmuebles y vehículos hacia uso de una red de testaferros. Los registros domiciliarios revelaron un kilo de cogollos de marihuana, 600 gramos de polen de hachís, 2.800 cajetillas de tabaco de contrabando, 10.000 euros en efectivo, una pistola táser, un vehículo de alta gama y multitud de joyas de oro cuyas compras servían como medio de regreso del dinero al patrimonio de los blanqueadores con apariencia de legalidad. Por lo que tanto a los arrestados como a los investigados se les imputan delitos de blanqueo de capitales y tráfico de drogas.
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