La tendencias sociales y culturales han entablado una interconexión directa entre el papel de la mujer y el desempeño de trabajos que lleven asociados cuidados, siendo en su mayoría de carácter no remunerado.
Este hecho ha reafirmado la brecha de desigualdad entre ambos géneros y, además, ha contribuido a años de retroceso en el impulso de políticas en materia de Igualdad. No obstante, a día de hoy se están diseñando nuevos proyectos estatales de cara a potenciar la promoción de las mujeres, especialmente del mundo rural. Además, se han reforzado las medidas preventivas contra la violencia de género, escenario que, lamentablemente, ha ido en aumento en los últimos tiempos y que se encuentra estrechamente vinculado al hogar, lugar en el que tienen lugar la mayor parte de los trabajos de cuidado.
Los acontecimientos mundiales que han tenido lugar en los últimos años también han generado un gran impacto en materia de Igualdad. Sin ir más lejos, la pandemia del Covid-19, es un claro ejemplo de cómo las cifras van en detrimento del género femenino: los números reflejan un mayor índice de depresión y ansiedad en mujeres. Además, estas se vieron obligadas a asumir una mayor carga de trabajo en el hogar al producirse el cierre de los centros educativos. A su vez, los empleos de atención sanitaria están asumidos mayoritariamente por mujeres, las cuales se han visto sometidas a grandes niveles de estrés. Asimismo, aquellos sectores en los que se han producido mayores pérdidas de empleo estaban ocupados también por mujeres. Por lo que, en definitiva, el Covid- 19 ha reorientado la vida familiar, dejando sobre la mujer una mayor carga familiar, debiendo estas asumir el trabajo del cuidado del hogar y el cuidado de la familia.
Otro acontecimiento mundial que refleja la desigualdad real entre ambos géneros lo podemos apreciar en la actual invasión a Ucrania, escenario en el que es notable el hecho de que el género femenino se encuentra infrarrepresentado en los puestos de poder y en la toma de decisiones políticas al respecto. Asimismo, es una realidad la llegada de mujeres refugiadas que tienen que comenzar de nuevo su andadura en el mundo laboral, ante esto, se predice que las mismas desempeñarán trabajos precarios, aspecto que, sin duda, agravará la brecha entre ambos sexos.
Teniendo presentes estos escenarios, se busca paliar estas adversidades a través de la configuración de Planes de Igualdad y nuevas políticas en términos de corresponsabilidad, haciendo un reparto más equitativo e igualitario de tareas y en el cuidado familiar y del hogar. De igual forma, la implantación preceptiva de los registros retributivos por parte de las empresas contribuye a poner fin a las desigualdades salariales por trabajos de igual valor. Sin embargo, todo ello no es suficiente, por lo que es necesario seguir reforzando las políticas y medidas, tanto a nivel estatal como europeo, que permitan reducir la brecha entre ambos géneros.